Tuesday, May 01, 2007

EL CLUB DEL CLAN Y LA NUEVA OLA FUERON UNA FILOSOFÍA
Cuando los viejardos recordamos El Club del Clan, debemos soportar a nuestro alrededor una serie de comentarios de todo tipo:
* ¿Pero de qué hablás?
* Uf, eso ni era música.
* Todos cantaban covers.
* Fue un invento comercial que vendió bien.
* Ni siquiera trascendieron.

Todo lo cual es en parte cierto, y en parte no. Pero vamos a dividir este ensayo entre lo que fue “La Nueva Ola” y aquel programa de televisión de un sello grabador, que se convirtió en parte esencial de una irrupción de cantantes jóvenes en el mundo del espectáculo nacional.
Hasta fines de los cincuenta, la música popular argentina tenía tres vertientes importantes: el tango, el folclore (por entonces se decía folklore) y la música internacional (latinoamericana, jazz). Pero en 1955, desde Estados Unidos avanzó una nueva corriente tan fuerte que hoy sigue prevaleciendo sobre la música popular en todo el orbe: el rock’n roll.
En Argentina la ola rockera copó a muchos jóvenes que comenzaron a cultivar la música de todos los ídolos: Little Richard, Guy Mitchell, Jerry Lee Lewis, y especialmente los dos grandes: Bill Haley y Elvis Presley.
Por alguna razón de ampliación de mercado, sin embargo, a las grabadoras (que eran las que decidían) se les ocurrió adaptar aquella música con artistas nativos, en inglés y luego en castellano.
A fines de los cincuenta habían aparecido figuras como Mr. Rolls y sus Rockets, con la voz de Eddie Pequenino, pero en poco tiempo crecieron voces en español: Babie Bell, Elder Barber, Rocky Pontoni, Luis Aguilé, y el primer gran ídolo de multitudes: Billy Cafaro. Demostraban que se estaba poniendo bueno para la irrupción masiva de ídolos nacionales.
Dos puntales lanzarían el gran movimiento pop argentino: el representante Dino Ramos y el directivo de RCA Victor, el mejicano Ricardo Mejía. Fue muy simple: apalancaron un grupo de chicos jóvenes que ambicionaban cantar a través de un programa de televisión, en el momento en que la televisión privada se instalaba con todo en el país, y los televisores se vendían como pan caliente. El resto de los sellos grabadores (Odeón de la EMI, CBS de la Columbia, Music Hall argentino, Philips) debieron de salir al cruce con sus propuestas, bastante similares: muchos ídolos jóvenes. Y todo el panorama artístico acompañó: las emisoras de radio con sus programas, el cine, los shows y espectáculos danzantes.
Eso fue la “nueva ola”: la aparición y multiplicación de la música pop en nuestro país, desplazando a la de origen nativo. Y para siempre.
Habrás visto que a esto en el título le llamo haber sido una filosofía. ¿Capricho arbitrario? No. Es que Mejía cambió el mercado musical de la Argentina, sólo queriendo aportar más guita a sus patrones. Creó el gusto musical por las letras en idioma español, las voces en castellano autóctono y descubrió talentos a un nivel impensado: Palito Ortega fue gobernador de su provincia, ministro nacional, candidato a vicepresidente de la nación, productor musical y de cine, actor, director de cine, cantautor y padre prolífico de actores, directores de cine, cantantes, escritores y productores.
Los directores de las grabadoras querían vender más discos y lo hicieron. Sin querer, crearon un movimiento musical, inventaron ídolos juveniles de vigencia internacional como Sandro, Leonardo Favio, Piero, Leo Dan, Pimpinela, Los Iracundos o Bárbara y Dick. Que continuaron en el país con la locura pop iniciada en los 40 con Sinatra, y seguida en los 50 con Presley y en los 60 con los Beatles y Rollings.
Esta filosofía es la que continuó desde los 70 con las bandas de rock nacional, de grandes dimensiones como Vox Dei, Manal o Almendra, en los 80 con Seru Giran o Sumo, en los 90 con Soda Stereo.
Aunque la idea fuera traer más dividendos a grandes compañías.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

yo AMO el club del clan i tengo 20 años.

me EN-CAAN-TA!!!

11:06 AM  
Anonymous Anonymous said...

yo AMO el club del clan i tengo 20 años.

me EN-CAAN-TA!!!

11:06 AM  

Post a Comment

<< Home